Son mis hijos dos luceros, para alumbra, mi camino.
Me lo regalo el destino.
Por eso tanto los quiero son dos pedazos de cielo al alcance de mis manos
Son dos capullos; temprano por los que yo me desvelo
Son ellos, de amor y juegos
Para alivio, de mis tormentos son la fuente de mí sed
en la que yo me consuelo por eso del mundo espero con el alma
Estremecida verlos subir a lo más alto a la cima del mundo
pues yo no pude ni puedo ya el cielo atenido mis ruegos
son hijos del corazón de nuestro amor por los que yo vivo y muero
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