jueves, 13 de enero de 2022

Ese beso

 Al atardecer sobre el jardín volaba la golondrina,

la dulce tarde mecida al viento, bajo el cielo los

árboles bailaban al son de la música que la brisa

hacía sonar, entrelazándolos, uniéndolos en

un dulce abrazo, al igual que las nubes allá desde

lo alto se ensamblaban observando el paisaje.

 

La fuente sonaba trémula y fría, cayendo en

cascada desde lo alto y tú y yo sobre el banco

de aquel jardín nos atrevimos a mirarnos,

sintiéndonos ser parte de aquel paisaje,

acercándonos sin retirar la mirada para

fundirnos en el beso más apasionado y

dulce que nuestras vidas puedan dar.

 

Hoy desde mi ventana, miro ese banco, esa fuente

y todo el paisaje que formaron parte de aquella

melancólica tarde, cuando nosotros fuimos a ser uno,

y desaparecimos en el paisaje llenándonos de amor,

¡¡¡ Más hoy solo me queda tu recuerdo !!!,

 

y desde mi rincón elijo cada día la hora en que el sol

se va ocultando y el cielo se vuelve de un tono rosáceo,

 

¡¡¡ La tarde cae !!!

 

Al igual que cae el agua de la fuente,

pero ante todo caen lágrimas de mis ojos al saber

que nunca más sentiré el calor de ese beso.

 

Ni tampoco sentiré esa mirada.

Ni ese acariciar del viento cuando tu boca

se posó en la mía.

Ni cuando tus manos al igual que el revoloteo

de una mariposa acaricio mi cuerpo.

Ni como la golondrina desde lo alto bajo para

mirarnos y piar al son de la música de aquella brisa

de cualquier tarde de primavera.

Juan Cano

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