domingo, 2 de enero de 2005

Para mi Hijo

 Por eso tanto los quiero son dos pedazos de cielo al alcance de mis manos.
Son dos capullos; temprano por los que yo me desvelo son ellos de amor
y juegos para alivio, de mis tormentos son la fuente de mí sed
en la que yo me consuelo por eso del mundo espero con el alma.

Estremecida verlos subir a lo más alto a la cima del mundo
pues yo no pude ni puedo ya el cielo atenido mis ruegos
son hijos del corazón de nuestro amor por los que yo vivo y muero

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