Me siento afortunada, no encuentro otra palabra,
es la luz en mi alma que, al nombrarte, se labra.
Tú no fuiste buscado, fuiste encuentro, sorpresa,
la joya inesperada que en mi vida ingresa.
Donde antes hubo sombra, o solo un leve frío,
ha nacido un jardín con un río de estío.
Y miro hacia el pasado, la senda que he cruzado,
y agradezco a la suerte el haberte encontrado.
Eres la melodía que mi oído esperaba,
la paz que en mis sueños mi corazón clamaba.
Y este gran privilegio, de tenerte a mi lado,
es el tesoro inmenso por el que he luchado.
Sí, soy afortunada; mi fortuna es tu amor.
Mi gratitud es eterna; mi vida es mejor.
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